Algunos encuentran una
contestación rápidamente: “mi mercado me lo
exige y no lo quiero perder”. O también “necesito
exportar y si no cumplo la norma, no puedo”.
Ambas respuestas son correctas,
pero incompletas, porque quien implementa estos sistemas, cosecha
otros beneficios que se van detectando con el tiempo. El principal
de ellos es el incremento de la eficiencia productiva y, por lo
tanto, de la rentabilidad.
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Es
más, aún sin tener la obligación de implementar
las BPA debido a factores externos (“me las exigen”)
quienes implementaron estos sistemas -modificando así factores
internos-, están viviendo una nueva realidad que puede resumirse
en el profano “tengo más ganancias”.
¿Cómo analizar
el nuevo paradigma expresado por la implementación de los
sistemas de gestión de la calidad? |
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A través de la Dirección
Nacional de Alimentos (DNA), la Secretaría de Agricultura,
Ganadería, Pesca y Alimentos ha realizado la implementación
de sistemas de gestión de la calidad en 49 proyectos piloto
distribuidos en todo el país. En los mismos se contabilizaron
986 beneficiarios directos (empresarios y personal de campo),
recogiendo, además, una amplia y diversificada experiencia
en el tema.
Estos proyectos fueron
realizados a requerimiento de los referentes provinciales, quienes
detectaban productos regionales que si bien tenían posibilidades
de ser exportados o alcanzar mayor penetración en el mercado
interno, padecían como limitante la falta de implementación
de sistemas de calidad solicitados por los clientes, o no sabían
de qué forma diferenciarse de la competencia.
Definido el problema se
conformaba un grupo de productores o industriales que debían
cumplir determinados requisitos, se los seleccionaba en función
de un diagnóstico de situación, y se trazaban los
pasos para facilitar la implementación del sistema de calidad
requerido.
Los proyectos piloto se
realizaron entre los años 2002 y 2007 como parte de las
acciones del Programa de Calidad de los Alimentos Argentinos (PROCAL),
financiado por el Banco Mundial, a través del PROSAP.
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El
organismo financiador ha realizado una minuciosa evaluación
y seguimiento del impacto alcanzado por los proyectos ejecutados,
tanto con respecto a sus beneficiarios directos como a su efecto
a nivel regional.
El éxito
obtenido en estas experiencias determinó que el Banco Mundial
solicitara a la DNA generar un documento con testimonios de los
beneficiarios de los proyectos piloto, para que las experiencias
alcanzaran difusión masiva en el país y en el exterior,
actuando como estímulo y multiplicador para productores de
diversos rubros y especialidades.
Es así
como la Dirección Nacional de Alimentos se encuentra realizando
un relevamiento a través del cual se recogen testimonios
entre los destinatarios de los Proyectos piloto de diversas provincias
y regiones. La primera etapa incluyó encuestas en la provincia
de Tucumán con productores de cítricos, arándanos,
mermeladas, palta y azúcar; en Chubut con productores de
cerezas; en Neuquén con productores de hongos y en el territorio
bonaerense con productores de cebolla. Quedaron para la siguiente
etapa las provincias de Mendoza con productores de ciruela deshidratada,
durazno y ajo; San Juan con productores de pasas de uva y de un
cluster frutihortícola (espárragos, calabaza, dulces,
etc.) y Córdoba con productores agroindustriales de maní. |
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En base a los testimonios
brindados por los protagonistas del proceso de implementación
(empresarios, empleados e implementadores) es posible compartir
los principales resultados que detectaron los beneficiarios una
vez alcanzada la implementación de los sistemas de gestión
de la calidad.
Cada testimonio de los
productores tiene matices vinculados a las características
de su región, las pautas culturales, el tipo de actividad
productiva e inclusive la historia personal. Pero si bien lo expresaron
de diferentes formas, todos sin excepción destacaron los
mismos beneficios: hacer las cosas bien, poder demostrarlo a sus
clientes y ser confiables mejoró sus resultados económicos.
Todos consideran que hay
un antes y un después de la implementación, y hacen
hincapié en las ventajas que generan las reducciones de
sus costos.
Mejorar utilidades bajando
costos es una ecuación conocida, pero lo importante que
revelan estas declaraciones es que cada beneficiario desconocía
que tenía esos costos, que pueden denominarse “ocultos”,
o “de manejo incorrecto”. Al implementar y aplicar
el sistema de gestión se tornaron evidentes gastos que
antes no eran cuantificados. Al conocer su existencia se pudo
actuar sobre ellos, y de allí surge el mayor beneficio
económico.
Las mejoras y cambios detectados
en las encuestas fueron:
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Prevenir
y planificar en lugar de apagar incendios. Lo que fue logrado
a través de registros que permiten contar con datos ordenados,
confiables y actualizados.
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Mejorar
la organización y la logística de la producción,
lo que determina ahorros importantes de costos.
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Realizar
mantenimiento de equipos y maquinarias en lugar de reparar roturas
o desperfectos cuando se necesita usarlos. Lo segundo genera
pérdidas por repuestos y mano de obra más cara,
no planificada, así como desaprovechamiento de oportunidades
de laboreo, siembra, pulverización, cosecha, etc.
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Capacitar
al personal generando reconocimiento y cambios de mentalidad.
Cuando sucede esto los trabajadores dejan de ver los problemas
“desde afuera” y se proyectan con ideas y soluciones.
Al involucrarse de ese modo dejan de ser parte de una realidad
ajena y pasan a ser partícipes de ella. Es un cambio
cultural profundo que se traduce en un trabajo más eficiente.
Hay entusiasmo por aprender y se reducen las pérdidas
que provoca no hacer bien las cosas.
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Pasar
de ser receptores de lo que el dueño dice a ser motores,
protagonistas que generan ideas porque se interesan en la mejora.
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Ser
parte de la globalización, saber informarse y elegir
lo que se necesita. Cuando se aprende que aunque se esté
lejos de los centros urbanos desde la finca se accede al mundo,
es posible detectar nichos de mercado y por lo tanto posibilidades
de crecimiento.
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No
sólo evaluar los costos de los insumos sino buscar la
forma de asesorarse sobre los productos permitidos, y sobre
los plantines o semillas con mayor resistencia a plagas y enfermedades,
lo que implica menor aplicación de producto, reducción
de costos y disminución del impacto ambiental.
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Iniciar
exportaciones o mantener mercados ganados
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Generar
asociativismo. Un productor señaló, textualmente:
“Los proyectos piloto nos ayudaron a unirnos para crecer,
un empaque solo no podría hacerlo, hoy nos unimos para
hacerlo realidad¨.
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Comprometer.
“Aprender a aplicar las normas me sirvió también,
y fundamentalmente, para que YO me comprometiera. Sin esto todo
es mucho más difícil”.
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Suman
centenares los ejemplos surgidos de las encuestas, algunos de ellos
hasta emocionantes, parecen ajenos a la implementación pero
no lo son , como el brindado por el hijo de un peón que había
dejado los estudios y al notar el cambio que se producía
en su padre al capacitarse, decidió terminar la secundaria
e ingresar a la facultad. Son cambios de gran magnitud que al multiplicarse
hacen al presente y al futuro del sector agropecuario.
Es representativo también
el caso de un productor de cerezas de Chubut, de Finca Puente
Colgante S.R.L , Julio Basilio Kresteff, que en base a un análisis
de costos decidió contratar a 4-5 cosecheros dos o tres
meses antes de la cosecha. ¿Para qué? le preguntaban
sus vecinos, sin poder entender semejante gasto. El hecho fue
que de este modo, el productor se aseguró los mismos cosecheros
del año anterior (los mejores), que en esa época
se hallaban desocupados, y les encomendó labores de desmalezado
manual. Disminuyó así la necesidad de aplicar agroquímicos,
y logró reducir costos, menos contaminación y la
oportunidad de realizar la poda y mantener los equipos en estado
óptimo para cuando se necesitara emplearlos.
En términos concretos,
el pago de salarios para desmalezar manualmente era inferior al
gasto de aplicar herbicidas, y a los perjuicios que arrojaba una
poda atrasada, o la falta del mantenimiento requerido por los
equipos.
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A
esto se sumó una actualización en técnicas
de recolección brindada a los cosecheros que no sólo
puso al día sus conocimientos, sino que los capacitó
para transmitirlos a los nuevos cosecheros que ingresaran a la finca.
Todo este
cambio fue resultado del entrenamiento realizado con las herramientas
que le brindaron el trabajo realizado en los proyectos piloto de
los cuales fueron parte, para buscar mayor eficiencia.
El final
de la entrevista a los encuestados es una pregunta sobre el consejo
que le darían a quien esté por implementar Eurep-Gap.
La respuesta: “que estén dispuestos a cambiar”.
Carmen
Bollea, beneficiaria del proyecto de cítricos de Tucumán
de la Empresa Terrecitrus resumió gran parte del sentir de
los encuestados. La frase no es de ella, pero la hizo suya para
resumir lo que le dejó la experiencia de implementar los
sistemas de gestión de la calidad: “La organización
vence al tiempo. Hoy estoy preparada para el futuro, no tengo sorpresas.
Agradezco haber sido convocada para mejorar”. |
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